Pablo Zamora Barrera es Coordinador de Formación en la Dirección de Innovación y Emprendimiento (DIE), perteneciente a la Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados PUCV (VRIEA). Al mismo tiempo, los días miércoles dicta el curso optativo Emprendimiento e Innovación a estudiantes de la carrera de Agronomía, asignatura que tiene como objetivo potenciar sus habilidades emprendedoras, generar conocimiento sobre el ecosistema de emprendimiento y trabajar con ellos en temáticas como la ideación de un proyecto y modelo de negocios.

“El curso se enmarca en el trabajo que ha hecho la DIE para fortalecer las competencias emprendedoras de los estudiantes de diferentes carreras. Desde ahí que nosotros orientamos y, en algunos casos como éste, podemos colaborar con los profesionales al impartir estos cursos. Estamos trabajando con el equipo docente de acá, sobre todo con quienes tienen que ver con el área más económica de la disciplina, armando la línea de dónde podría estar en un futuro, pero siempre pensando que son las asignaturas que desarrollan los conocimientos, habilidades y actitudes ligadas al ámbito más empresarial”, explica Zamora.

–¿Cuál es el aspecto primordial que buscan rescatar con la asignatura?
–El elemento más importante tiene que ver con potenciar el conocimiento que ellos tienen derivado desde la experiencia, tanto personal como ligada a la disciplina, porque ambas son sumamente importante para innovar. Y desde ahí construir estos proyectos de innovación. Además, es importante reconocer el potencial innovador que tiene esta Facultad. De alguna manera, este curso es casi como la sal de frutas que echamos en un vaso con agua, donde solo levantamos la efervescencia que hay dentro, que son jóvenes con muchas ideas, jóvenes que tienen contacto con las comunidades y problemáticas, y desde ahí comenzar a crear estas innovaciones que estoy seguro que están, pero que hay que pesquisar.

–¿Qué características tienen los ingenieros agrónomos que les permite crear proyectos de innovación significativos para la sociedad?
–Yo creo que hay dos elementos. Lo primero, y que es uno de los elementos fuertes de la DIE y la Incubadora Social Gen-E, tiene que ver con la creación de valor social a través de la disciplina. Creo que el ingeniero agrónomo no solo está para ir a ver los prados y mejorar la ganancia, sino que también para resolver problemas de las comunidades por medio de la innovación, detectando además oportunidades económicas para eso. Por lo tanto, creo que ese es un elemento muy importante de las posibilidades que tiene el ingeniero agrónomo en aportar desde el sello valórico PUCV. Y por otro lado, creo que a diferencia de otras carreras, la experiencia in situ, el conocimiento y el contacto con el pequeño agricultor facilita la posibilidad de crear soluciones mucho más concretas, precisas y con potencial comercial. Desde el hecho que los chicos vayan a giras, participen en actividades con agricultores y exista una vinculación efectiva con todo el entorno, propicia que tengamos ingenieros agrónomos con más posibilidades de detectar problemas reales.

–Si algún estudiante tiene un proyecto en mente que quiere desarrollar, ¿existen fuentes de financiamiento disponibles para que realice su postulación?
–En la actualidad funcionamos bajo dos lógicas. La primera es la interna, donde como Dirección contamos con el Fondo DIE que abriremos en mayo. En este concurso los estudiantes pueden postular con ideas o prototipos. En paralelo también somos un intermediador de las convocatorias externas para apoyarlos en esos procesos. Actualmente hay tres: 1) Concurso Hortifrut Innova 2) Convocatoria Nacional 2019 para Proyectos de Emprendimiento Innovador – Jóvenes Innovadores de la Fundación para la Innovación Agraria, y 3) IX concurso de Valorización de la Investigación en la Universidad (VIU) de CONICYT a través de su Programa FONDEF.

–¿Este apoyo es transversal a todos los estudiantes de la carrera o es exclusivo para quienes cursen la asignatura?
–Es para todos. La DIE tiene su extensión en Agronomía los días miércoles después de mi clase. Ahí dedico un tiempo para juntarme con los estudiantes, quienes tengan ideas o estén ya emprendiendo. Todas las ideas buenas tienen potencial. Y las que no, las podemos mejorar para que se transformen en una idea muy buena.