Entrevista a Claudio Ortiz, Alumni ENE PUCV y actual gerente general de Dorel Juvenile
Claudio Ortiz es ingeniero comercial de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y posee un magíster en Dirección de Personas y Organizaciones de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Actualmente es el gerente general de Dorel Juvenile, conocida, principalmente, a través de su marca Infanti, especializada en coches y sillas de auto para bebés. Se trata de su primera experiencia en una posición de liderazgo general, después de una extensa carrera en la gestión financiera como CFO y Controller.
En esta entrevista, el profesional se refiere a cómo ha llegado a este momento de su carrera y comparte su visión sobre la formación recibida en la Escuela de Negocios y Economía de la PUCV.
¿Cómo ha sido el proceso para llegar al momento actual en términos profesionales?
El proceso para llegar a este punto ha sido gratificante y desafiante. Desde la perspectiva financiera, siempre he tenido ideas sobre cómo mejorar otras áreas de la empresa. Sin embargo, como dice el refrán, "otra cosa es con guitarra". Liderar a un equipo de 700 personas en el sector retail es un reto diario; cada día es diferente y, esa diversidad, bien gestionada, proporciona una adrenalina positiva que hace que cada jornada sea emocionante y motivadora.
¿Qué destacarías del trabajo que realizas hoy en día?
Creo que puedo dividir la respuesta en dos partes. Primero, el cargo requiere estar pendiente de todas las necesidades para que todos en la compañía puedan realizar sus tareas de la manera más eficiente. Ser un facilitador y conocer cada una de las áreas es gratificante, ya que todos compartimos el mismo objetivo desde diferentes perspectivas.
Segundo, el mercado del retail es un gran desafío en sí mismo. El cliente exige y se comunica a través de todos los puntos de contacto con la empresa, y como líder, es crucial saber escuchar y responder, ya sea con un nuevo producto o servicio. Esta experiencia me ha reafirmado que el cliente siempre debe estar en el centro de lo que hacemos.
Y respecto a los obstáculos, cuéntanos sobre los aprendizajes que has podido rescatar a lo largo de tu carrera.
Lo más difícil, creo, ha sido entender que no se necesita tener todas las respuestas. A veces, somos muy autoexigentes y nos ponemos en situaciones donde la frustración nos invade y no sabemos manejarla. Al comenzar la carrera, uno quiere conquistar el mundo y cree, erróneamente, que debe hacerlo todo solo, sin margen para errores. Pedir ayuda parecía inaceptable. Sin embargo, es allí donde el aprendizaje realmente ocurre: al pedir ayuda a personas con más experiencia y diferentes perspectivas.
La colaboración es clave para superar grandes desafíos, tanto laborales como personales. Aprender de otros, buscar modelos a seguir, mentores y coaches, es crucial. Asimilar y adaptar las mejores experiencias y ponerlas en práctica es esencial para el crecimiento.
¿Qué aspectos de tu formación en la Escuela de Negocios y Economía PUCV consideras que has aplicado en tu trayectoria profesional?
Sin duda, una de las cosas que más valoro son las amistades que hice en la Universidad, que no solo han perdurado, sino que se han convertido en mi red de contactos profesionales. Esta red no solo sirve para buscar trabajo, sino para verbalizar problemas y buscar diferentes puntos de vista.
La formación del ingeniero comercial en la PUCV es muy completa, proporcionando una visión amplia de las organizaciones que se aprecia más en el campo laboral. Además, la calidad humana de profesores y administrativos forja el carácter necesario para interactuar y expresar ideas de manera efectiva.
¿Qué mensaje darías a estudiantes y profesionales de ENE PUCV que están recién comenzando sus carreras?
Siempre me pregunto qué me hubiera gustado que me dijeran cuando estaba en la Universidad. La respuesta es obvia, pero no simple: la importancia de la actitud y de poner al cliente en el centro, independientemente del área de la organización en la que te encuentres. La actitud es el concepto más importante que he aprendido en la vida laboral: cómo enfrentamos el día a día, cómo nos relacionamos con otros, cómo lidiamos con los problemas y cómo reaccionamos ante distintas circunstancias.
Una sonrisa y una ayuda pueden llevarte más lejos que muchos cursos de perfeccionamiento, másteres o diplomados. La gente recordará más cómo los tratabas y te relacionabas con ellos que la cantidad de conceptos que manejabas. Además, poner al cliente en el centro es esencial para triunfar. Escuchar, analizar, responder y empatizar son fundamentales, y esto aplica incluso si no trabajas directamente de cara al cliente, ya que cualquier miembro de la organización afecta la experiencia del cliente en algún momento.