PUCV realiza investidura como Doctor Scientiae et Honoris Causa a Cardenal Gianfranco Ravasi
En la ocasión, el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano efectuó la clase magistral: “Fe, Cultura y Sociedad” en el Salón de Honor de la Casa Central de nuestra Universidad.
09.11.2016
En una solemne ceremonia que se efectuó en el Salón de Honor de Casa Central PUCV, se realizó la investidura como Doctor Scientiae et Honoris Causa del Cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano y de la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada.
La actividad fue presidida por el Gran Canciller de la PUCV y Obispo de Valparaíso, Monseñor Gonzalo Duarte García de Cortázar; el Vice Gran Canciller de nuestra Casa de Estudios, Presbítero Dietrich Lorenz; el rector Claudio Elórtegui; el decano de la Facultad Eclesiástica de Teología, Kamel Harire; y el presidente del Capítulo Académico, Enrique Piraíno.
El profesor Piraíno realizó el discurso Laudatio y el Secretario General, Juan Carlos Gentina, leyó el decreto que otorga la investidura como Doctor Scientiae et Honoris Causa donde destacó el extenso currículum del Cardenal Ravasi, quien posee una destacada trayectoria como académico y ha participado en más de 500 volúmenes sobre estudios bíblicos, además de contribuir al diálogo permanente entre ciencia y religión y ha convocado a destacados pensadores laicos para analizar la cultura, la espiritualidad y la enseñanza.
El Cardenal efectuó la conferencia titulada “Fe, Cultura y Sociedad”, un trinomio amplio que admite varios recorridos de análisis. Al respecto, estableció cuatro puntos cardinales a través de los principios: personalista; de autonomía; de solidaridad, justicia y amor; y cultura y verdad.
“¿Qué es, entonces, lo que Dios insufla en nosotros? Una cualidad que solamente Él tiene y que nosotros compartimos con Él y que podemos definir como ‘autoconciencia’, o también ‘conciencia ética’. Inmediatamente después, en efecto, en la misma página bíblica (del Génesis), el hombre es presentado solitario bajo ‘el árbol del conocimiento del bien y del mal’, un árbol evidentemente metafórico, metafísico, ético, en cuanto representación de la moral”, indicó.
Para hablar de la Fe, Ravasi recordó una metáfora del filósofo Wittgenstein, sobre el hombre que estudiaba una isla. Al analizar el terreno físico pudo determinar sus límites, sin embargo, cuando trató de circunscribir el océano se percató de que el horizonte no se veía claramente definido.
“La parábola es clara: si se camina sobre una isla y se mira sólo desde un lado hacia la tierra, se logra circunscribirla, medirla y definirla. Pero si la mirada es más vasta y completa y se voltea además del otro lado, se descubre que sobre aquella línea de frontera golpean también las olas del océano. En esencia, como afirman las religiones, en la humanidad hay una interacción entre finitud limitada y algo trascendente, como quiera que se lo quiera definir”, precisó.
EL PRINCIPIO DE LA SOLIDARIDAD
En la ponencia, el Cardenal valoró el principio de la solidaridad. “Aquí tenemos el tercer punto cardinal que formulamos con un término moderno, cuya esencia está en la tradición judeocristiana, es decir, el principio de solidaridad o como sugiere el año jubilar que estamos viviendo el principio de misericordia (…) El tema de la solidaridad es, entonces, estructural a nuestra realidad antropológica básica. La religión expresa esta unidad antropológica con dos términos que son dos categorías morales: justicia y amor. La Fe asume la solidaridad, que está también en la base de la filantropía laica, pero va más allá”, expresó.
A modo de conclusión, Ravasi recordó la importancia que tiene la persona humana en el centro de estos principios, considerando su dignidad, libertad y autonomía, además de la relación que tiene con la trascendencia.
Finalmente, recordó un mensaje de Mahatma Gandhi, donde destaca la necesidad de considerar las distintas concepciones simbólicas que existen en el mundo, lo que favorece la convivencia social.
“El hombre se destruye con la política sin principios; el hombre se destruye con la riqueza sin fatiga y sin trabajo; el hombre se destruye con la inteligencia sin sabiduría; el hombre se destruye con los negocios sin moral; el hombre se destruye con la ciencia sin humanidad; el hombre se destruye con la religión sin Fe; el hombre se destruye con un amor sin el sacrificio y la donación de sí”, concluyó.
La conferencia completa puede revisarse en el siguiente link.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección General de Vinculación con el Medio
Fotos: Ángela Tobón Coral