“Bordar es una terapia, traspasar a una tela algo que es privado, personal, es fuerte y cuesta. Al principio hubo muchas que no querían hacerlo, se entramparon, no pudieron ni siquiera plasmar sus pensamientos en un dibujo, porque es la emoción la que está saliendo. Hay que ir de a poco, puntada a puntada vas relacionándote con el bordado, se transforma en tu aliado, no en tu enemigo y eso es muy importante”.
Con esas palabras, la psicopedagoga del programa de Revinculación Educativa, María Soledad Nieto, describió la experiencia que vivieron las alumnas de la Escuela no Sexista organizada en el contexto del proyecto Anillo de Género, Biopolítica y Creación de la ANID que encabeza la académica de la Escuela de Trabajo Social PUCV, Leticia Arancibia.
Se trató de un curso dirigido a mujeres que por distintos motivos no terminaron la educación escolar, instancia donde no sólo se les enseñaron conocimientos básicos como lectura y escritura, sino que además se les otorgaron herramientas para posicionarse como mujeres en el mundo actual desde el punto de vista filosófico, feminista y aprendieron a bordar con la idea de expresar en la tela sus vivencias.
Leticia Arancibia, directora del proyecto Anillo, indicó que “el programa ha sido un éxito, las mujeres han logrado reconocerse en sus experiencias, no sólo en lo individual, también en lo colectivo. Ha sido una experiencia exitosa de colaboración con el municipio y la Corporación de Municipal de Quilpué, el Centro de Enseñanza para Adultos (CEIA) y la Escuela de Revinculación Educativa que debería replicarse en otras realidades del país”.
Jorge Muñoz, secretario general de la Corporación Municipal de Quilpué, comentó que “para nosotros es muy importante, que no solamente se entregue una educación tradicional, sino que también a través de esta muestra artística, todas las mujeres del Programa de Revinculación puedan ir expresando de distintas maneras sus sentidos, sus emociones, también el acompañamiento y la vinculación que colectivamente han ido generando”.
La profesora Pamela Soto, integrante del Anillo, lideró la Escuela no Sexista, el que contó con el apoyo del CEIA de Quilpué; el equipo del Programa de Revinculación Educativa y las Bordadoras de la Memoria de Marga Marga. Destacó que hubo un trabajo de un año con la Corporación Municipal de Quilpué.
Las alumnas que participaron tienen distintas historias de vida, algunas debieron abandonar sus estudios por embarazos prematuros o para mantener y cuidar a sus familias. Jeanette Moraga, una de las participantes del programa, señaló que “nunca supe bordar, gracias a las profes, que vinieron a apoyar nuestro curso, pude aprender. Les digo que vayan al colegio y se inscriban porque hay cupos para estudiar y se puede salir adelante”
Teresa Flores llegó primero como apoderada de su hija al programa y ahí la invitaron a inscribirse. “Dije, ¿a mi edad? Si tengo 80 años, pero me convencieron y empecé a venir. Me gustó mucho, encontré a unas profesoras excelentes que tuvieron una paciencia de oro con nosotras, porque una se pone dura de cabeza. Le agradezco mucho a la profesora Soledad, nos explicaba y nos volvía a explicar. Yo antes sabía bordar, pero no así con telas”.
Las obras textiles que confeccionaron forman parte de la muestra Expo Bordados que se inauguró hace unos días en el Centro Cultural Daniel de la Vega y que puede ser visitada hasta el 2 de septiembre en la sala ubicada en la casona que anteriormente albergó a la Municipalidad de Quilpué, de lunes a viernes de 09 a 14 horas y 15 a 17 horas.
Por Claudia Carvajal
Escuela de Trabajo Social
