Durante el pasado mes de noviembre, la Escuela de Arquitectura y Diseño de nuestra Universidad llevó a cabo una nueva travesía de amereida, las que cumplen 40 años de realización.
En esta oportunidad, se contó con la participación de dos académicos de la Escuela, junto a 27 estudiantes del “Taller de Habitabilidad en Infraestructura Urbana” que incluye a alumnos y alumnas del tercer y cuarto año de la carrera, además de la intervención de tres estudiantes del último año de la carrera en fase de proyecto de título.
El trabajo realizado consistió en la construcción de una obra de travesía, un balcón de y para la contemplación, que significó el desarrollo de una plataforma que busca asomar al habitante frente al estrecho de Magallanes. Esta se diseñó en el lugar considerando las bondades y cualidades geográficas del lugar. Cabe destacar que los estudiantes son los principales participantes de la construcción de esta obra que destaca dentro de su formación académica.
Realizadas desde 1984, las travesías de amereida de la e[ad] son viajes poéticos por América que se llevan a cabo anualmente con el propósito de dejar una obra que pueden tener distintas escalas según la posibilidad que presenta el lugar, el tiempo de trabajo y el tamaño del taller que participa, pudiendo ser desde un hito pequeño que se entienda como un signo, hasta la construcción de trabajos de mayor envergadura como pasarelas que incluyan suelos y cubiertas con alguna cualidad de interior.
El destino de las travesías tiene relación directa con el poema de amereida que describe América como un mar interior, de acuerdo a lo anterior, las travesías se ubican principalmente dentro del continente sudamericano.
Hasta la fecha se han realizado ya cerca de 300 travesías, y consolidan un sello en la formación disciplinar, tanto para arquitectos como para diseñadores, donde alumnos y profesores realizan obras concretas de Arquitectura y Diseño en algún punto fijado a través del estudio que desarrolla cada Taller. David Luza, director de la Escuela, valoró positivamente el trabajo realizado en esta última travesía, “pues se logró en un tiempo acotado entregar una obra con significado y forma para que las personas que lo habiten contemplen su entorno valorando e identificándose con él”.
“Las travesías poseen un alto valor formativo pues integran distintas dimensiones que se sintetizan en juntar vida, trabajo y estudio. Cada época presenta sus desafíos; hoy vivimos intensamente la desmaterialización de las experiencias a través de las redes sociales y los entretenimientos. Muchas de las relaciones sociales y formas de ocio se dan de forma virtual y sin importar, a veces, el lugar tangible. Es muy probable que, ante un viaje a un lugar, antes de saber de su clima, se pregunte si está conectado, por tanto, una experiencia que día a día presenta su devenir ligado exclusivamente de lo que existe en el lugar con la gente que vive ahí, es ya un desafío para la formación, los materiales, el tiempo acotado, el clima, las gestiones, la creatividad para solucionar o dar respuesta a inquietudes constructivas, son de alto valor, no sólo disciplinar sino como persona”, declaró.
Por Juan Ignacio Lizana
Dirección de Comunicación Estratégica