Se realizó el cuatro Conversatorio con Propósito de los programas IMPULSA de Gen-E PUCV
La jornada estuvo a cargo del emprendedor Javier Fuentes, quien comentó lo que están realizando en Clycme, para ejemplificar la importancia de la medición del Impacto Social.
23.08.2022
La Incubadora Social Gen-E, perteneciente a la Dirección de Innovación y Emprendimiento (DIE) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) fomenta el emprendimiento social en toda la región por medio de sus programas de incubación IMPULSA, los cuales buscan acompañar a los emprendedores sociales en la consolidación de sus proyectos, validando su prototipo, desarrollando su validación técnica y terminando con sus primeras posibles ventas. Es por eso que se realizan distintas actividades que ayudan a dar una formación integral, como es el caso de los Conversatorios con Propósito.
El pasado miércoles 17 de agosto se realizó el cuatro Conversatorio con Propósito de losp programas IMPULSA de la Incubadora Social Gen-E PUCV, que llevó por título “La importancia de la medición del Impacto Social” y que estuvo a cargo Javier Fuentes, emprendedor y socio fundador de la start up con foco social que espera escalar en el tiempo: Clycme. Él está ligado a proyectos sociales, corporaciones y fundaciones sin fines de lucro desde sus años en la universidad. Uno de sus proyectos más importantes fue Agua Equilibra, una empresa que vendía agua potable con el objetivo de generar utilidades para la creación de pozos de agua en África.
Para comenzar a dar forma a su relato, debió explicar lo que hacen junto a su socio Mario Arancibia en Clycme, para luego vincularlo con la importancia de la medición del Impacto Social. Su emprendimiento vincula el mundo de las ONGs con las empresas, a través de la tecnología incentivando la transparencia. “Estamos haciendo esto porque las empresas están entendiendo que tienen un rol distinto en la sociedad, que traspasa el producir empleos y ganancias, sino que generar un bienestar social”, afirmó.
De acuerdo a sus datos, las organizaciones sin fines de lucro están solucionando problemáticas que algunas veces el Estado no puede resolver. Por lo tanto, estas organizaciones necesitan el apoyo de las empresas y la realidad de nuestro país es que no está pasando aquello y se debe, principalmente, a que la ley de donaciones es muy compleja, además del mismo desconocimiento de las empresas y de las fundaciones sobre estos temas. Por otro lado, las organizaciones de la sociedad civil tienen la capacidad operativa de luchar y trabajar por una problemática, pero carecen de la capacidad de gestión para conectarse con el mundo empresarial.
A todo lo anterior se suma el problema de la falta de transparencia, ya que no se tiene muy claro cómo se están usando los recursos y eso genera desconfianza por parte de estos dos mundos que se necesitan y que a la vez, el resto de las personas necesitamos. Es ahí donde entra Clycme, una solución tecnológica en la que: 1) le entregan herramientas a las empresas para que puedan lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y definir su estrategia de impacto a largo plazo a través de formularios de vinculación con sus propios colaboradores y 2) permite que las ONGs puedan planificar sus proyectos y darles transparencia para que las empresas y las personas puedan entender cómo se están utilizando los recursos y cuál es el impacto que están generando.
Actualmente Clycme está trabajando en el proyecto This Is Good, un sello que certifica el compromiso de las empresas con la generación de impacto social y ambiental. Concretamente se trata de una App que vincula productos o servicios que se venden en el ecommerce con sus causas sociales y medioambientales. De esta forma los clientes pueden elegir la causa y entender cómo se utilizan esos recursos y el impacto que generan. “Creemos y nos gustaría que el impacto colaborativo se pueda amplificar en todos lados. Proponemos que la sociedad civil en su conjunto se una para generar impacto, ya que es la mejor manera de lograr un objetivo: unir varias personas para que puedan hacerlo. Unir empresas que puedan generar recursos suficientes con organizaciones de la sociedad civil; que ambos puedan generar un impacto positivo y que los clientes puedan tomar una buena decisión al elegir un producto”, indicó .
El impacto social, por su parte, es el cambio que experimentan las personas, grupos o comunidades como consecuencia del desarrollo de una actividad, proyecto, programa o política concreta que afecta las condiciones de vida en el largo plazo y que pueden provenir de empresas, organizaciones de la sociedad civil o de los Estados. La importancia de la medición del impacto social radica en que contribuye a generar ese tipo de cambio o transformación en las personas, grupos o comunidades, ya que sirve para constatar la transformación social, gestión y control del proceso de equipación del impacto social, maximización de recursos, rendir cuentas a quienes están financiando, entre otros.
“Las acciones que muchas instituciones o el Estado en particular, haga, va a repercutir de buena o mala manera, tanto si el proyecto está bien o mal articulado y eso es determinante porque estamos hablando, para algunos casos, efectos más simples o secundarios y para otros, cuando trabajamos con la extrema pobreza, los resultados son o mucho más negativos o prácticamente podemos sacar a una persona de una condición tan mala como es la pobreza”, afirmó.
Por último, resaltó que la clave de la medición del impacto, lo central y el porqué debemos hacerlo se encuentra en dos razones para él: primero porque los recursos son escasos y segundo porque estamos trabajando con problemas que muchas veces son urgentes, ya que podemos hablar de la creación de plazas, combatir enfermedades poderosas como la malaria en países pobres o la falta de acceso al agua potable de algunas personas, lo cual significa algo esencial para que puedan vivir o no.