Reflexión en torno a la Solemnidad de Pentecostés
Reflexión en tono a la Solemnidad de Pentecostés.
Estamos acostumbrados a la existencia del Espíritu Santo. Más o menos conscientemente, al hacer la señal de la cruz, profesamos fe en su presencia junto con el Padre y el Hijo. De manera similar cuando decimos las palabras:"Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo". Por otro lado, la Solemnidad de Pentecostés es uno de los mayores misterios de nuestra fe.
La riqueza de este misterio es incomprensible y no se ha descubierto del todo. Nos reunimos en este día para agradecer a Dios por la fuerza interior necesaria para dar testimonio de la verdad. Sabemos que después de venir a la tierra, Jesucristo no quita los obstáculos, sino que fortalece a sus discípulos para que puedan ir por la vida de manera creativa y tengan la capacidad de superar todas las dificultades.
El Papa Francisco habló bellamente sobre el Espíritu Santo: "Dejémonos fascinar por el Espíritu Santo e invoquémoslo todos los días. Que Él sea la fuente de nuestro ser y acción. Que Él sea la fuente de toda acción, encuentro, reunión y proclamación”.
El Espíritu Santo une y santifica a la Iglesia, es fuente de su actividad apostólica, genera fe en las personas y desarrolla la vida sobrenatural.
Pbro. Dr. Hab. Eduardo Wasilewski