Domingo de Ramos
9 de abril de 2017
FECHA: Domingo 9 de abril de 2017
El nombre que los libros litúrgicos dan a este día expresa ya lo que la Iglesia pretende celebrar al inaugurar la "gran semana" de los cristianos: Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. La entrada triunfante del Señor en Jerusalén y su Pasión redentora son los dos elementos del Misterio Pascual que deben ser resaltados y evidenciados, tanto en la forma celebrativa como en la catequesis que se dé al Pueblo de Dios. Es a través de su Muerte, que culmina en la Resurrección, como Cristo es constituido Redentor de los hombres. Los libros litúrgicos nos hablan de la gloriosa Pasión del Señor.
- Elementos celebrativos
1. Bendición de los Ramos. Es innegable la importancia que tiene en la devoción de nuestro pueblo cristiano la bendición de los ramos con agua bendita. Para algunos constituye lo más importante de su expresión cristiana durante el año. La Iglesia, en su tradición, la recomienda y fomenta aunque con acentuaciones distintas. Esta bendición se realiza en vistas a la procesión que se realizará inmediatamente después. El ramo debe considerarse como el signo con que reconocemos y aclamamos a Jesús como el Señor de nuestra vida.
2. Procesión solemne en honor de Cristo Rey. El sentido de esta procesión es el reconocimiento de Cristo como Rey y Señor que, a través de su Muerte y Resurrección, nos ha alcanzado la salvación. Además, se conmemora la muerte redentora en un Domingo, día de la Resurrección. Estos dos elementos deberán ser resaltados en la catequesis y en la celebración. El pueblo lo hace imitando las acciones y gestos realizados por la muchedumbre cuando Jesús entró en Jerusalén. Este reconocimiento no puede ser solamente un gesto externo de cantos y signos aclamatorios; debería expresarse en cada cristiano como una auténtica conversión al Señor, elemento central de la Cuaresma, en cuyo marco se celebra este acontecimiento festivo. Se nos recomienda que los pastores hagan todo lo posible para que la preparación y la celebración de esta procesión en honor de Cristo Rey, pueda tener un fructuoso influjo en la vida de los fieles. En algunas comunidades se entrega a cada uno de los fieles una tarjetita que deben colgar de su ramo bendecido; esta tarjetita puede decir más o menos así:
Con este ramo bendito aclamé a Jesús como el Señor de mi vida el Domingo de Ramos del año ...
Tal vez esto podría ayudar a lograr el ideal que se nos propone, que los Ramos conservados en las casas, recuerden a los fieles la victoria de Cristo que se ha celebrado en la procesión y la repercusión real que esta victoria del Señor tiene en la vida del cristiano que, como Jesucristo, debe ser idealmente vencedor del pecado y del mal. Es de desear que la bendición de los ramos se realice fuera del templo y, desde allí, se vaya en procesión hasta donde se celebrará la Eucaristía.
3. Para la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén, además de la procesión solemne, el Misal Romano ofrece otras dos posibilidades, no para fomentar la comodidad y la facilidad, sino en previsión de las dificultades que pueden impedir la organización de la procesión. Una forma es la conmemoración de la entrada solemne sin una procesión fuera del templo; la otra es la entrada sencilla, que ha de hacerse en todas las Misas de este Domingo. La descripción detallada para realizar estas formas se encuentra en el mismo Misal Romano, en las páginas del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.
4. Proclamación de la Pasión gloriosa del Señor. Especial relieve deberá darse a la celebración de la Palabra de la Misa de este Domingo, sobre todo a la proclamación de la historia de la Pasión del Señor, en el texto de uno de los Evangelistas sinópticos (este año B, corresponde leer a Marcos 14, 1 a 15, 47). Según la tradición de la Iglesia esta proclamación se hace con al menos tres lectores; si no hay clérigos, la Pasión es proclamada por laicos, en cuyo caso la parte correspondiente a las palabras de Cristo las proclama el Presidente.
5. Procesión sin Misa. El Misal Romano prevé que, cuando no se puede realizar la celebración eucarística, se haga al menos la procesión y una Liturgia de la Palabra que ponga de relieve los acontecimientos celebrados: la entrada triunfante del Señor en Jerusalén, el reconocimiento que hace la asamblea celebrante de Cristo como su Rey y la Pasión gloriosa del Señor.