Juan Carlos Vielma: “Llevo mi laboratorio en una mochila, lo acarreo en mis hombros”
Conversamos con el investigador y actual Secretario Académico de nuestra Escuela de Ingeniería Civil PUCV
El académico EIC, Juan Carlos Vielma, estudió Ingeniería Civil en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, en Venezuela. Sus áreas de interés y especialización son métodos numéricos en Ingeniería sísmica, evaluación de la respuesta sismo/resistente, evaluación de la vulnerabilidad sísmica de estructuras, refuerzo pre-sísmico y nuevos métodos de análisis y diseño sísmico.
Es miembro de nuestra escuela hace 5 años, donde también dicta cursos como ingeniería antisísmica, el electivo diseño de acero, electivo diseño y construcción virtual y el electivo de disipación y aislación sísmica. Todos relacionados con temáticas de diseño y antisísmicas.
En la siguiente conversación, revisamos su carrera profesional y cómo ha sido vivir las clases ante la contingencia sanitaria originada por la pandemia del Covid-19.
Por Comunicaciones EIC
Primero que todo, gracias por tu tiempo y disposición. Tus principales temas están vinculados a las estructuras y temas sísmicos, dada tu formación fuera de nuestro país... ¿Qué tan distinto es el estudio de las ciencias sísmicas, comparando Chile con Venezuela?
En Chile hay una diferencia, no sólo por la recurrencia, sino que también por las magnitudes, ahí sí que hay una diferencia, ya que en este país se da con más frecuencia el terremoto de gran intensidad. Aquí se han aplicado estrategias correctivas y de diseño, quizás un poco más radicales que en el resto de Latinoamérica, lo que tiene que ver, por ejemplo, con las tipologías de muros, las que fueron puestas a prueba durante el terremoto del 2010 y que tuvieron un excelente desempeño en la gran mayoría de los edificios chilenos.
En contraposición, el resto de Latinoamérica y me atrevería a decir que en Estados Unidos y Canadá se construye en base a marcos de hormigón, en cambio en Chile se hacen a base de muros, por tanto sí que existe un enfoque muy diferente. Para mí, constituyó un desafío bastante grande llegar a Chile y aprender sus normas y prácticas, las cuales son bastante particulares.
¿Cómo ha sido para el estudio de estructuras y sismología poder enseñar estos temas con esta contingencia? Dado que el laboratorio se encuentra cerrado por la pandemia ¿Cómo equilibramos las clases en pandemia y la ausencia del laboratorio?
En mis ramos las actividades de laboratorio son prácticamente son limitadas, así que no nos hemos visto tan afectados como otras materias que tienen una dependencia directa con su naturaleza de laboratorio. Afortunadamente, en los cuatro ramos que dicto, no tenemos muchos laboratorios directos, es más numérico y por ese lado quizás no hemos salido tan perjudicados porque hemos logrado trabajar con los estudiantes que realizan tareas más ambiciosas desde este punto de vista, los pueden realizar directamente en casa sin la necesidad de realizar trabajo presencial.
Hace un par de semanas atrás informamos que te habías adjudicado algunos proyectos vinculados a casos de estudios en Latinoamérica, junto con universidades en Chile, Ecuador y Argentina. Cuéntanos un poco cuál es el estado de estos proyectos
Son dos proyectos que están relativamente vinculados a situaciones locales, nos fusionamos con otras dos universidades porque primero son universidades que están en países que tienen más o menos la misma tipología o los mismos problemas sísmicos que tenemos aquí en quinta región. Por ejemplo, en Valparaíso y Viña del Mar existe una gran cantidad de construcciones en laderas, las cuales no han recibido una atención tan directa de parte de las normativas, han quedado al margen normativo.
Por esto, nos hemos dedicado a estudiar este tipo de construcciones en laderas que se tienen en Concón, Valparaíso y Viña del Mar, para tratar de hacer una propuesta normativa. Este proyecto lo llevamos a cabo con la Unesco, pero lamentablemente han exigido que las actividades tienen que ser obligatoriamente presenciales. Como equipo queríamos desarrollar una serie de seminarios online, nos habíamos puesto de acuerdo y repartimos todas nuestras actividades y responsabilidades, pero la Unesco finalmente se decantó con que no iba a dar pie a este tipo de actividades, solo presenciales, así que tendremos que esperar que se abran las fronteras, que comience una nueva normalidad para que poder retomar este proyecto.
El segundo proyecto
Este proyecto es financiado por la Organización de los Estados Americanos a través del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, comisión de geofísica y se relaciona con la microzonificación sísmica de Concón. En ese proyecto estoy otro académico EIC, el profesor E. Giovanni Díaz y él ha propuesto una serie de mediciones para permitir un proceso de microzonificación sísmica en el cual entonces se alcanzan parámetros de diseño sísmico propios para la ciudad de Concón, una ciudad que está en auge con crecimiento urbanístico impresionante y esta información serviría para todos los usuarios, cuando esté disponible, para que se puedan desarrollar nuevos proyectos o incluso reforzar proyectos de estructuras preexistentes.
A diferencia del primer proyecto, este no se ha visto afectado por la pandemia, porque lo que requieres son mediciones de campo de momento y podemos realizarlas. Actualmente no hay ningún tema vinculado con el comité de normas como el primero, pero seguramente van a surgir recomendaciones para que esté en orden, porque todos estos estudios cuando son mediciones de campo siempre dan pie a que se revisen distintas prácticas que se encuentren implementadas.
¿Existen otros proyectos en desarrollo?
Con otras universidades chilenas, argentinas y bolivianas, estamos formando un consorcio, proyecto que presentamos el año pasado al Banco Interamericano de Desarrollo, pero que no solo involucra la vulnerabilidad sísmica, sino que también otro tipo de debilidades que usualmente azotan a estos países como lo son las inundaciones, estamos analizando problemáticas de inundaciones y sísmicas.
Éste es un proyecto planteado para cuatro años, pero fuimos impactados por el fenómeno COVID, ya que el 100% de los proyectos adjudicados por el BID fueron temas vinculados con la pandemia, estaban muy contentos con nuestro trabajo, pero lamentablemente en este contexto sólo financiarán otro tipo de proyectos. Ojalá en un tiempo futuro podamos retomar ese proyecto porque tenía un mayor impacto, comparado con los otros que son más locales.
¿Es posible decir que es complejo generar investigaciones vinculadas a lo sísmico en pandemia?
Sí, sobre todo las que involucran mediciones. En paralelo, nuestras investigaciones y productividad no pueden parar en ningún momento, bajo ninguna circunstancia, pues tenemos que desarrollar temas más abstractos, así como mencionas que son temas numéricos. Yo digo siempre, llevo mi laboratorio en una mochila, lo acarreo en mis hombros, porque muchos de esos desarrollos son numéricos que proponemos para ir estudiando los fenómenos sísmicos desde el punto de vista de las simulaciones.
¿Qué consejos puedes darles a los estudiantes para lograr la difícil labor que es aprender, estudiar y hacer comunidad universitaria en esta situación tan difícil?
Primero, que siempre mantengan la esperanza de que las cosas van a mejorar. Se está haciendo un trabajo muy arduo, no solamente a nivel universidad, sino que los distintos estados involucrados en el retorno a la normalidad, se ha visto que solos no podemos salir de este problema. Tiene que haber una iniciativa hermanada a nivel mundial en la cual este problema se asuma de forma muy seria y que aquellos que no tienen acceso a las vacunas, por ejemplo, las tengan de alguna manera porque si no simplemente no se va a detener la pandemia, esto sucederá más temprano que tarde, esperamos.
Nuestros estudiantes, que todavía son muy jóvenes, no tienen que angustiarse, tienen que mantener la confianza en sí mismos. Si bien es doloroso haber estado de forma remota estos años, llegará el momento en el cual podrán hacer una vida universitaria como se debe, con todos sus pros y sus contras, con aquellos aspectos de la convivencia que nos agradan, incluso en las que no agradan tanto, quizás como estas situaciones estresantes que son las entregas y los proyectos, pero es lo que forman el día a día de un ingeniero civil.