27-04-2021
Entrevista en Profundidad: Dr. Javier Bravo
Entrevistamos al académico de nuestro Instituto, Dr. Javier Bravo Vivallo, profesor Adjunto y doctor en Bioquímica, quien además de realizar clases en pregrado y postgrado, es miembro del Laboratorio de Química Biológica de nuestro Instituto.
El académico Dr. Javier Bravo es Presidente de la Sociedad de Farmacología de Chile (SOFARCHI), entidad que dentro de sus funciones, presta servicios al Instituto de Salud Pública en la revisión de solicitudes para nuevos medicamentos que se desean comercializar en Chile. Según explica "Cuando al ISP le llega una solicitud de este tipo, le solicita a la SOFARCHI su revisión. Así, la información es remitida a miembros de SOFARCHI, que tienen pericia en el campo de cada solicitud, y revisan estos antecedentes, porteriormente emite un informe, en el que se le indica a la autoridad sanitaria si se debe aceptar o no un nuevo medicamento o uso terapéutico para un fármaco que ya está en uso en Chile. En este sentido, el ISP, ha incluido a las vacunas para SARS-CoV-2 dentro de estas solicitudes, y es en este contexto que a SOFARCHI le ha tocado revisar y emitir su opinión, para que finalmente sea el comité de expertos el que decida si una vacuna para este nuevo coronavirus se debe aprobar o no. En ese panel de expertos, la SOFARCHI a través de su presidente solo cumple la labor de informar al panel la opinión de nuestra Sociedad, con el fin de entregar más antecedentes a la decisión que los expertos deben tomar."
Respecto a las vacunas, ¿Cuál es el impacto que tiene la vacunación a la hora de salvar vidas potenciales? ¿Es la vacunación un método eficiente o eficaz para terminar con la pandemia?
Las vacunas son efectivas, en eso no hay dudas, y esto no solo aplica para las vacunas contra SARS CoV-2, sino que también para otros agentes patógenos. Hay que mencionar que Chile cuenta con un programa de vacunas que es efectivo, y que no solo se limita a SARS-CoV-2. Por ejemplo, en paralelo a la vacunación para este nuevo coronavirus, se está efectuando la vacunación para la influenza. Y no solo eso, la SOFARCHI, junto con haber entregado informes respecto a las vacunas para SARS-CoV-2, también ha informado respecto a vacunas que se están empleando en el programa de vacunación para la influenza.
Respecto a si las vacunas son un método efectivo para terminar con la pandemia, hay que mencionar que es una herramienta altamente efectiva, pero no es la única. Es necesario que se sigan las indicaciones sanitarias que están presentes hasta ahora: lavado de manos, uso de mascarillas y distanciamiento social efectivo, medidas que sumadas a las vacunas ayudarán en gran medida a evitar la propagación del virus. La vacuna por sí sola no es la solución al problema, y aunque sea una poderosa arma contra el SARS-CoV-2, esta debe estar acompañada por nuestro sentido de responsabilidad de cuidar la salud de los demás, y por lo tanto, como ya mencioné, el lavado de manos, el uso de mascarilla y la distancia social serán pilares fundamentales en terminar con esta emergencia sanitaria, y probablemente se transformen en hábitos que debemos considerar ante eventos de este tipo.
Desconozco si con las vacunas actuales se logre erradicar al SARS-CoV-2, así como se hizo con el virus de la viruela (declarado erradicado por la Organización Mundial de la Salud en 1980). Sin embargo, el desarrollo de estas vacunas nuevas, sobre todo las vacunas basadas en ARNm (por ej.: Pfizer-BioNTech), permitiría ajustar la secuencia del ARNm con el fin de afinar la inmunidad contra nuevos coronavirus, pero también es una gran prueba de campo, para el desarrollo de vacunas contra otros patógenos emergentes, o bien para combatir enfermedades para las cuales aún no hay vacunas.
Finalmente, y en relación con este punto, puedo decir que las vacunas que hay aprobadas en Chile son seguras. Su efectividad está siendo puesta a prueba en nuestro país y también en otras partes del mundo, y ante la evaluación de riesgo y beneficio de estas vacunas, por ahora la balanza se inclina más hacia los beneficios de estar vacunados contra el SARS-CoV-2. Y recordemos que, estas vacunas han sido aprobadas bajo el alero del artículo 99 del código sanitario, lo que entrega una autorización provisional, que le permite su uso en situaciones de emergencia como la que estamos viviendo. En este sentido, si llegara a haber algún problema, o se presenta evidencia que estas vacunas no tienen la efectividad que se espera, el ISP tiene la potestad de quitar dicha aprobación y sacar aquella vacuna del programa de vacunación. Es más, estas vacunas siguen siendo evaluadas, y como ejemplo, fuimos testigos de los resultados del estudio de fase III de efectividad de la vacuna CoronaVac realizados en Chile, los que mostraron buenos resultados. Lo mismo está ocurriendo para la otra vacuna que está Chile (Pfizer-BioNTech), y lo mismo ocurrirá con las vacunas que están aprobadas, y que están recién llegando al país (Oxford–AstraZeneca), y aquellas que están a punto de solicitar su aprobación de emergencia al ISP. Así, tanto las autoridades de salud (ISP) los científicos (instituciones de educación superior que están a cargo de los estudios clínicos), el comité de expertos que revisa las aprobaciones del ISP, y también la SOFARCHI, velan permanentemente de que estas nuevas vacunas nos ayuden a enfrentar esta pandemia.
Respecto a los cuestionamientos sobre los estudios que se han realizado para desarrollar las vacunas que tenemos disponibles hoy en día ¿Qué opina sobre la desinformación y los miedos que tiene la población ante la vacunación? ¿Se ha apresurado más de lo debido el proceso de investigación y desarrollo?
Es válido tener cuestionamientos, sin embargo, ante estas dudas es también importante informarse de fuentes adecuadas para dar respuestas a esas preguntas. Aquí se identifican varios problemas, por un lado, probablemente tenemos a una población que poco y nada le interesa el quehacer científico, lo que quizás es un problema que se arrastra desde la educación escolar, o un problema de que los científicos no logramos comunicar de mejor manera nuestro quehacer a la población general. Puede ser la combinación de las dos, la verdad no lo sé, pero parece no haber comunicación entre lo que hacemos en nuestros laboratorios, y lo que la gente espera de la ciencia. Por otro lado, tenemos autoridades de gobierno que parecen no considerar los datos que entrega la evidencia científica, para así tomar medidas sanitarias más adecuadas a la realidad de vivir en pandemia. Y si bien toda esta emergencia sanitaria mundial ha puesto el ojo de la gente en la ciencia, parece ser que sigue siendo más atractivo escuchar una “fake news” que ir a revisar la evidencia científica. Basta con mirar los comentarios que la gente hace en las redes sociales, por ejemplo, los comentarios a las campañas de vacunación del Ministerio de Salud, o bien cuando hay algún científico que comenta algo con relación a este virus. Y no solo los comentarios que se leen son sin base científica alguna, sino que algunos de estos comentarios son directamente insultos personales, solo porque se les presenta evidencia que es distinta a sus “creencias”. Y como ya se mencionó, si bien es válido cuestionarse todo, también es un deber informarse adecuadamente.
Respecto al desarrollo de las vacunas que hay aprobadas en Chile hasta ahora, las tecnologías de estas no son nuevas, sino que corresponden al fruto del trabajo de investigación y colaboración científica internacional, que se lleva haciendo desde hace muchos años. Hay tecnologías novedosas, como las vacunas que tienen ácido ribonucleico mensajero (ARNm) para generar la inmunidad contra el virus (Pfizer-BioNTech), pero también hay tecnologías ya conocidas por la población general, como el uso de virus inactivados (CoronaVac). Además, ya se había generado cierta experiencia en el manejo de epidemias por virus SARS-CoV, como el episodio que ocurrió en 2003 principalmente en Asia, y que afectó a docenas de otros países durante ese año. Además, hay que considerar que el desarrollo de estas vacunas vino acompañado de un financiamiento sin precedentes de parte de los países involucrados en el desarrollo de estas. Por lo tanto, si bien hay la rápida aparición de estas vacunas, genera la impresión que el proceso de investigación y desarrollo ha sido apresurado, incluso dando la sensación de que probablemente se han saltado etapas en el proceso, esto es tan así.
La ciencia para generar esta vacuna ya existe desde hace más de 30 años (como en el caso de la vacuna de Pfizer-BioNTech), o más tiempo (las vacunas con virus inactivados son aún más antiguas). Y no solo eso, hoy en día se pueden hacer muchas cosas en el laboratorio a una velocidad mayor, porque la tecnología también ha ido cambiando y mejorando. Pensemos solo en las reuniones a distancia, hoy en día entablar una conversación vía videollamada, con cualquier persona en el mundo, está mucho más a la mano. Si pensamos que expertos a nivel mundial, pueden converger en una reunión virtual, con el fin de conversar para ir mejorando las cualidades y capacidades de una vacuna, sin tener que moverse de sus casas, es fácil darse cuenta de lo rápido que puede progresar el desarrollo de la ciencia en general. Finalmente, está el tema del financiamiento de la ciencia. Si bien los esfuerzos de fabricación de estas vacunas están en manos de laboratorios con capitales privados (y muchos de estos laboratorios están ubicados en China), el financiamiento para el desarrollo de estas vacunas también tuvo aportes de distintos países. Que significa esto, que, si un país se propone avanzar en el desarrollo de nuevas tecnologías, que vayan en beneficio de la calidad de vida sus ciudadanos, el esfuerzo en financiar actividades de investigación científica debiera ser prioridad. Y justamente esto quedó en evidencia a raíz de esta pandemia.
Y en base a esto mismo, cómo cree que ha sido la función de los medios de comunicación durante la pandemia, y en especial la cobertura de las vacunas, ¿cuál es tu opinión sobre la entrega de conocimiento científico a la comunidad?
Tengo la impresión que la información científica que finalmente llega a la gente no es suficiente. Quizás parte de esto se lo podemos atribuir a los medios de comunicación. Por ejemplo, la cobertura que ha tenido la aparición de coágulos tras la administración de la vacuna Oxford–AstraZeneca. La aparición de estos eventos adversos tras la administración de esta vacuna es bajísima, incluso más baja que la aparición o desarrollo de coágulos producidas por la infección por SARS-CoV-2, o la aparición de coágulos por consumo de tabaco y/o uso de anticonceptivos orales. Que refleja esto, que la cobertura por parte de los medios de comunicación sobre el desarrollo de vacunas a veces está puesta en aspectos que pueden ser polémicos, y que eventualmente podrían atraer audiencia. Esto refleja que en los medios de comunicación no se toman en cuenta aspectos como la estadística, algo que en ciencia es clave para determinar si lo que estoy observando tiene algún tipo de significancia, que permita explicar aquella diferencia observada. Cuando no se considera esto, lo único que se hace es aumentar el escepticismo en una población ávida de este tipo detalles (como por ejemplo aquellos que “no creen” en las vacunas). Desconozco si la decisión de cubrir esos detalles obedece a una línea editorial en particular, a un lineamiento político, o bien solo lo hacen para conseguir audiencia, pero a la larga no ayuda al esfuerzo de lograr llegar a la mayor cantidad de gente con esta poderosa herramienta que son las vacunas.
Como reflexión, hoy en día hay gran confusión en nuestro país, generada por una serie de situaciones que experimentamos día a día. Curiosamente, la llegada de la pandemia ha ayudado a hacer visible muchas de las causas de estos problemas. Y si bien los medios de comunicación debieran estar al servicio de su gente, informando sobre la base de hechos sólidos, mucho de lo que vemos en los medios de comunicación a diario solo contribuye a generar aún más confusión (más aún si la información entregada está errada). Si a esto le sumamos que a los científicos en general nos cuesta comunicar nuestros hallazgos, y cuando logramos hacerlo, nos damos cuenta de que quien nos ha entrevistado no ha entendido lo que hemos conversado, o bien el entrevistador parte con un sesgo de lo que quiere escuchar, y termina comunicando lo que le parece apropiado, todo eso al final genera más incertidumbre, confusión y escepticismo. Y esto es aún más extraño en una situación de pandemia, donde todos estamos esperando ese día en el que podamos volver a la “normalidad”. Si bien el esfuerzo científico apunta a llegar al día en que volvamos a juntarnos nuevamente, es importante que esos esfuerzos sean comunicados adecuadamente, sin sesgos ni afanes de conseguir audiencias. Hay que avanzar en mejorar la comunicación desde los laboratorios a la gente, y el trabajo de los medios de comunicación es clave, sobre todo en evitar la propagación de noticias falsas, o que estadísticamente no tienen relevancia. El mejorar la difusión científica es clave para el desarrollo de nuestro país, y este extraño impulso generado por la pandemia tenemos que aprovecharlo como científicos, con el fin de trasladar lo que hacemos en nuestros laboratorios, a la conversación familiar de un domingo, cuando finalmente nos podamos juntar y abrazar, mirando hacia atrás todo lo que ha pasado por causa de un virus.
Vinculación con el Medio - Instituto de Química PUCV