Conoce al nuevo académico de la Escuela de Ingeniería Civil
Patricio Quintana: “No soy el típico ingeniero”
En una amena conversación, nos contó sobre su pasión por la ingeniería estructural y la filosofía, además de lo que sus estudiantes pueden esperar de él como académico.
Patricio Quintana, Ingeniero Civil de la UTFSM y Doctor of Philosophy in Civil Engineering de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, se incorporó este semestre a la EIC como docente en el Área de Estructuras.
Conversamos con él, donde nos contó sobre su pasión por la ingeniería estructural y la filosofía, además de lo que sus estudiantes pueden esperar de él como profesor.
Por Comunicaciones EIC
¿Por qué estudiaste ingeniería?
A mí siempre en el colegio me gustó la matemática, la física y la filosofía. Eran mis 3 ramos favoritos. Por un momento estaba entre estudiar filosofía o astronomía y luego llegó la ingeniería, ya que podía hacer cosas aplicadas, no tan teóricas. En otras ramas, todo es más conceptual o teórico, pocas cosas experimentales y no me satisfacía el no tener la parte de “hacer cosas” o materializar cosas. También me gusta mucho la construcción y, por ejemplo, en el doctorado disfruté mucho construyendo un edificio a escala. Trabajé en el laboratorio por 4 años, entraba todos los días a las 8:30 y en el fondo “jugaba” con hormigón, con fierros. Es una parte más terrenal que tiene la ingeniería y dentro de eso, civil es la que más me atraía. Influyeron mucho mis clases de física, el electivo, porque nuestro profesor nos enseñó análisis estructural, entre otras cosas.
¿Qué estuviste haciendo antes de entrar a trabajar a la EIC?
Después de haber estado 8 años viviendo en Nueva Zelanda, donde hice un doctorado y trabajé en la práctica, estuve en la universidad como Research Assistant y como posdoctoral Research Associate. Volví hace 4 años a Chile a vivir a Valparaíso y trabajé en la Universidad de Valparaíso. Me vengo integrando ahora, este mes, a la PUCV, lo que es un cambio en mi carrera, que espero que sea para mejor.
En Nueva Zelanda, estuve en el doctorado, pero antes de eso trabajé como asistente de investigación en laboratorio en la Universidad de Canterbury en Christchurch por casi un año. Durante el doctorado, también trabajé en la práctica calculando edificios, haciendo proyectos de retrofitting en Wellington. Una vez graduado, trabajé un año en una empresa de investigación donde su fuerte era la madera, edificios y casas de madera y pude aprender otra cosas nuevas.
¿Cómo fue tu incorporación a la EIC? ¿Qué opinas de la escuela?
Primero, fue una muy gentil bienvenida de parte del staff, de la gente que trabaja en la escuela. Llevo pocos días trabajando acá, es bastante pronto para decir mucho más. Pero sí me sentí muy cómodo, en la entrevista y en los primeros días en que tuve contacto con las personas de la escuela, dada la situación de pandemia.
Entiendo que la EIC no es muy antigua en Valparaíso, pero está formado un cuerpo docente bastante sólido, sobre todo en el área estructural, que es lo que yo conozco. Porque me preguntan de hidrología o hidráulica y no sé mucho. Sí sé que en la parte de estructura tienen académicos que se dedican a la investigación y a los experimentos y otras personas que se dedican a la práctica, quienes pueden contribuir con su experiencia en el ejercicio de la profesión a los alumnos.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Actualmente estoy trabajando en investigaciones numéricas y planeando cómo formular una propuesta para postular a fondos en colaboración con otras universidades. Tengo muchas cosas atrasadas que tengo que escribir. Para los análisis que me falta culminar, me ayudan exalumnos y todos han escrito algo. Con dos, he escrito un paper de conferencia; con otro, trabajo en unos 2 artículos y eso me mantiene ocupado. Eso más, los otros artículos que tengo pendientes del doctorado y que tienen que ver con retrofitting de edificios, o sea edificios existentes que son vulnerables sísmicamente y se pueden mejorar con una intervención o rehabilitación; no sé si reforzamiento porque a veces se puede debilitar una parte de una estructura para forzar que esta sea su parte más débil.
¿Cuáles son las proyecciones para ti este año en la escuela?
Conocer bien la escuela y a las personas que trabajan ahí, a mis colegas. Hacer un buen curso, el que estoy dictando y el que viene para el otro semestre. Eso es lo fundamental, hacer buena docencia, tener una buena relación con los estudiantes, generar confianza. Aplicar lo que fue mi experiencia en cuanto a los cabildos, en lo que se refiere a escuchar algunas propuestas de los estudiantes, dentro de lo posible. Lo otro es terminar de escribir mis investigaciones y empezar a postular a los fondos con lo que se ha sembrado durante todos estos años. También hay otra cosa importante, que es la organización de un Foro de Filosofía en la Ingeniería que se realizará en mayo de 2022.
Cuéntanos un poco más de eso...
Por ahora se supone que es presencial, pero la organización de eso es un desafío. Lo teníamos listo para el 2020, pero lo cambiamos a modo online por la pandemia. Ojalá pueda ser presencial, pero hay que organizarlo y es bastante trabajo.
Como ingeniero no conocía este “Forum on Philosophy, Tecnology and Engineering”, fPET, que es una conferencia bastante importante dentro del mundo de la filosofía de la ciencia. Se realiza cada dos años y ha tenido como sede universidades de distintos países, como EE.UU., China, Holanda y Alemania. La séptima versión del foro, del 2002, será la primera vez que el fPET se realice en el hemisferio sur. Por eso, es un nuevo desafío el lograr tener y contar con el apoyo de las personas de la escuela y la facultad y poder desarrollar una buena planificación, que pueda llevarnos a todos a lograr un objetivo.
Creo que puede favorecer a la Escuela y a la Facultad de Ingeniería para posicionarse en cuanto a la innovación en la Ingeniería, ya que el tema de la filosofía es totalmente nuevo.
¿En qué momento se cruza la filosofía con la ingeniería?
En el colegio me gustaba y leía sobre filosofía. Mi abuelo leía y escribía mucho sobre ella. Para mí es natural y es parte de todo lo que hago. Eso me lo criticaban también, porque estaba haciendo presentaciones técnicas que terminaban siendo filosóficas, o de otro tipo.
¿Cuándo se mezcla el pensar con esto? Cuando uno realmente está pensando. Es ir más allá de lo técnico en cuanto a la ingeniería propiamente tal, de números y de fórmulas. Es pensar por qué estamos usando esa fórmula, cuál es su alcance, cómo llegamos a esa fórmula, si es definitiva o no lo es.
Para mí, todo empezó con el terremoto de Christchurch en el 2011, que fue muy duro y azotó la ciudad. Hay muchas cosas que se daban por sentadas en la ingeniería que siempre me sonaron confusas y vinieron a mi mente, como la palabra caos, incertidumbre, complejidad y cosas de ese estilo. Todo mezclado con la forma en cómo alcanzamos el conocimiento científico y cuál es la categoría o estatus científico de un procedimiento, teoría, o código.
¿Hay algún referente en esta materia que te haya orientado?
En la Santa María tuve que tomar ramos humanistas y uno de esos era Filosofía de la Ciencia y la Tecnología. Me marcó mucho porque conocí la filosofía de Karl Popper, fue la primera vez que vi eso y fue bastante chocante. Cosas del tipo: “esperar que salga el Sol todas las mañanas es un acto de fe, no hay forma de estar seguros”, a los ingenieros nos chocaban porque estábamos preparados para las certezas. Ir más allá de eso es complicado.
Esa fue la influencia más grande y con el resto se fueron dando las cosas. Si pudiera dar un referente internacional es Karl Popper sin duda, es un revolucionario del conocimiento científico.
¿Cuál es el principal aporte que el mundo de la filosofía puede realizar a la ingeniera?
Al menos dos. Primero, la ética. En la ingeniería general y estructural nosotros estamos lidiando con la vida y la seguridad de las personas. Eso implica que tiene que haber un componente ético. Más allá de eso, hay personas que argumentan que es algo más técnico-ético que no pueden ir separados por cosas tan simples como criterios para definir algún tipo de indicador de seguridad.
Lo segundo es la epistemología, esto tiene que ver con el conocimiento científico y la filosofía de la ciencia, el cómo entendemos lo que estamos haciendo, porque nos pueden traer problemas las falsas certezas. Por ejemplo, veo un artículo que dice en inglés “develovement and validation of 'algo'” y la palabra validación me llama la atención porque es como decir “probé esto, acá está el paper y esto es infalible” y eso no es así, en ningún caso. Esto también tiene que ver con la humildad intelectual. Para mí es muy importante, porque cada uno se desempeña en su ámbito, música, arte, lo que sea y cada uno debe ser humilde en lo que creemos que podemos aprender de la naturaleza y de nuestro quehacer y así sentenciar por qué esto es de una forma o de otra.
Para terminar ¿Tienes algún consejo para los estudiantes? ¿Con qué se van a encontrar?
Yo creo que se van a encontrar con un académico atípico. No soy el clásico ingeniero. Tampoco me considero el clásico académico o el clásico profesional. Soy una mezcla de todo eso, pero con humanidades. La parte humanista se la van a topar en mis clases y espero poder transmitirles todo lo que tenga que ver con la ética. Ese es el mensaje más poderoso que me gustaría hacerles llegar, que uno como persona y profesional tiene que estar guiado por la ética.
Ojalá que encuentren en mí una persona amable que los va a tratar de igual a igual, que los va a escuchar en cualquier momento. Voy a estar dispuesto a ayudarlos en todo porque esa es mi misión.