Facultad de Filosofía y Educación lamenta el sensible fallecimiento del Dr. Luis Hernán Zomosa Hurtado
Sus funerales se realizarán el día domingo 2 de febrero a las 11:00 horas en el Cementerio Parque del Mar de Concón.
El Instituto de Filosofía de la PUCV lamenta el sensible fallecimiento de quien fuera uno de sus destacados profesores, el Dr. Luis Hernán Zomosa Hurtado.
El profesor Hernán Zomosa Hurtado fue uno de los primeros doctores que tuvo el Instituto de Filosofía y la Universidad, en una época en que alcanzar ese grado era poco frecuente en Chile. Para ello inició un viaje que desde Valparaíso y Buenos Aires lo conduciría en barco hasta Europa. Luego de licenciarse en filosofía por nuestra Universidad, obtuvo el Doctorado en Filosofía en el año 1965 por la Universidad de Madrid, hoy Universidad Complutense de Madrid.
Trabó contacto con Julián Marías y Xavier Zubiri, convirtiéndose en uno de los pocos chilenos que trató personalmente con los insignes españoles. Con Marías y Zubiri intensificó el talante filosófico que acompañó siempre a sus finas, atenidas y lúcidas descripciones en torno a los fenómenos.
"Hablar con él era empaparse de una cultura extraordinaria, pero, además, era un hombre fino en el trato y de ponderado juicio en torno a cuestiones personales y nacionales. El profesor Zomosa sabía muy bien cómo abordar a quienes entraban en relación con él y siempre tenía una palabra de aliento o se hacía el tiempo para escuchar las eventuales aflicciones de quienes se encontraban con él, en especial, sus estudiantes. Aparte de sus estudios de filosofía, cursó también los de psicología en Europa. Conocía, como pocos, el pensamiento de los grandes psiquiatras de su época, como Karl Jaspers, por ejemplo. También se interesó por el pensamiento dialógico en la figura de Martin Buber, a quien enseñó también en las aulas", señaló el doctor Hardy Neumann, director del Instituto de Filosofía.
Otra de sus pasiones era el arte, principalmente la poesía y la prosa; también, por supuesto, la música. Hizo clases durante mucho tiempo en el Instituto de Música. Motivaba a una provechosa reflexión en torno a lo estético, pues allí se sentía en su ambiente natural. De la mano de la percepción artística era capaz de trasladar sus impresiones a los temas humanos. Ello explica que durante muchos años fuera también un agudo expositor de asuntos de antropología, los que trataba histórica y sistemáticamente, variando siempre los autores. Esta circunstancia da cuenta de un acervo de conocimientos que cubría tanto el pensamiento contemporáneo como el medieval. Su tesis de doctorado fue precisamente en torno a la belleza en Santo Tomás de Aquino.
Dictó clases también en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael en Lo Vásquez, esta vez, de lógica. Especialista en Ortega, D’ Ors y Zubiri dedicó tres obras a estos autores: La Estética de la Razón Íntegra (Eugenio D’ Ors), La Estética de la Inteligencia Sentiente (Zubiri), La Estética de la Razón Vital (José Ortega y Gasset), y escribió numerosos artículos en Philosophica y en revistas especializadas, especialmente sobre temas de antropología y estética, pero las cuestiones sobre ciencia y el fenómeno de la vida tampoco le eran ajenas. Fue coordinador de la entonces Comisión de Jerarquización de la Facultad de Filosofía y Educación y repetidas veces Secretario Académico del Instituto de Filosofía.
"El número de estudiantes a los que formó intelectualmente y guió, en un amplio sentido de esta expresión, es amplio. Todos ellos deben hoy sentirse orgullosos de haber tenido un ilustrísimo maestro y una mejor persona", expresó Neumann.