Visión del prof. Juan Luis Celis sobre las ventajas de las soluciones basadas en la naturaleza para enfrentar el cambio climático en árticulo de diario financiero
El profesor Juan Luis Celis de nuestra escuela fue entrevistado por Diario Financiero junto a otros académicos, donde entregó sus puntos de vista respecto a aplicar las capacidades de los ecosistemas naturales como respuesta para enfrentar el cambio climático.
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Aplicar las capacidades de los ecosistemas naturales como respuesta para enfrentar el cambio climático, es lo que postulan las soluciones basadas en la naturaleza. Y aunque recién se están incorporando en las estrategias climáticas a nivel mundial, expertos aseguran que estas siempre han existido, pero en un contexto de desconocimiento respecto de su impacto y beneficios en áreas como la agricultura y la gestión hídrica.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las soluciones basadas en la naturaleza son acciones para ‘proteger, gestionar de forma sostenible, y restaurar los ecosistemas naturales o modificados (..) proporcionando beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad’. Esto se traduce, por ejemplo, en restauración de especies nativas, protección de humedales y de sistemas hidráulicos urbanos.
Entre las ventajas y beneficios de este tipo de soluciones, está su costo-efectividad. Requieren menos inversión y se implementan más rápido que las de origen artificial -por ejemplo, un embalse requiere de entre 12 y 15 años para su construcción- e incluso, algunas de ellas son más eficientes en el largo plazo.
Artificiales vs naturales
Juan Luis Celis, académico de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), afirma que muchas veces se opta por soluciones artificiales en vez de las naturales debido al ‘desconocimiento de los encargados de las tomas de decisiones’, porque hay una separación entre los sectores que están generando la aplicación y los que están generando el conocimiento. ‘Faltan puentes’.
El académico del Instituto de Geografía de la PUCV, Luis Álvarez, en tanto, dice que ‘el discurso de la investigación es más lento que la racionalidad instrumental del Estado’, por lo que tiene que haber demasiada evidencia para considerarlo.
La directora del Centro de Ciencias Ambientales EULA de la Universidad de Concepción, y coordinadora de la Mesa Agua de la COP25, Alejandra Stehr, señala que ‘es más fácil’ aplicar soluciones artificiales. ‘Por ejemplo, para las inundaciones, es más fácil hacer enrocados en los ríos, que dejar más espacio para que el agua tenga por dónde salir, que es lo natural’, afirma.
Stehr dice que para mejores resultados hay que combinar soluciones.
Por ejemplo, respecto del Plan de Embalses anunciado en junio de 2019 -que compromete la construcción de 26 proyectos-, dice que ‘no hay una única solución’. ‘Quizás el bosque nativo sea bueno para ciertas partes del país, y para otras, sea mejor un embalse. Hay que hacer un mix’.
Impacto en el agro
Celis explica que en la agricultura estas acciones se aplican a pequeña escala, en áreas como la actividad agrícola rural y en la originaria. Por ejemplo, asociar cuna herbácea como el maíz con una leguminosa en un cultivo múltiple, permite que el maíz crezca mucho más rápido. Las plantas necesitan nitrógeno para crecer y las leguminosas son capaces de tomarlo desde la atmósfera y transformarlo para que las plantas puedan absorberlo.
Una segunda solución es combinar áreas naturales conservadas con áreas agrícolas o corredores verdes alrededor de los campos. Esto daría paso a una mayor polinización y aumento de la productividad. ‘Da más diversidad de insectos silvestres y las producciones aumentan, como se ha demostrado en cerezos y manzanos. No se requiere aumentar superficies, hay que ser más eficientes’, dice.
Afirma que los bosques nativos también son clave para la industria agrícola. ‘El suelo es un sistema vivo donde hay una serie de microorganismos que hacen que la planta esté bien o mal’, por ejemplo, para la captura del agua, retienen aguas lluvias en sus copas y generan nutrientes.
Gestión hídrica
Stehr indica que los humedales -zonas tierra de baja profundidad que se saturan de agua- actúan, por ejemplo, como capturadores de carbono y una forma de prevención de las inundaciones. Sin embargo, al estar ‘intervenidos’, no cumplen de buena manera sus funciones.
‘Los humedales son como una esponja y cuando llueve, el agua se infiltra, evitando inundaciones. Un humedal bien cuidado, además, genera fauna asociada -aves, por ejemplo- y una gran biodiversidad.
También son purificadores de agua. Sus plantas capturan los contaminantes y el agua que pasa por el humedal, sale más limpia porque son capaces de depurar el agua. Por eso se usan humedales artificiales en plantas de aguas servidas’, explica Stehr.
Álvarez señala que estas soluciones también son aplicables a la composición de zonas urbanas. ‘Técnicamente, el cambio climático significa menos agua para Chile’, por lo que es necesario generar sistemas de drenes para que el suelo se permeabilice y así, retener agua. ‘Hoy llueve y todo el sistema consiste en evacuar las aguas, y teniendo tantos problemas de agua, lo que menos queremos es evacuarla. La solución es infiltrarla y eso es un proceso natural’, explica.
Dice que los bosques nativos también ayudan a la gestión hídrica en las ciudades. Debido a que no consumen tanta agua, pueden ser plantados en parques ‘para asimilar el patrón nativo, y así tener la capacidad de sobreponerse a la escasez hídrica’.
Fuente: Diario Financiero, 20 de agosto de 2020.