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Noviembre 2020

Agua y Bosques en la Reserva de la Biósfera La Campana-Peñuelas

Investigador Ariel Muñoz participa de entrevista en capítulo de "El valor del patrimonio ecológico de la Reserva de la Biósfera La Campana-Peñuelas y la Cuesta La Dormida"

¿Qué pasa con el agua en Chile, en la región de Valparaíso y en la Reserva de la Biosfera? Para comprender acerca de este tema, conversamos con el Dr. Ariel Muñoz (PUCV), investigador del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, quien ha desarrollado diversas líneas de estudio que incluyen cambio climático, hidrología y ecología.

El Dr. Muñoz ha investigado cómo han cambiado los ríos, acuíferos y la vegetación. Por eso le preguntamos ¿qué tienen que ver los bosques nativos, como el que se resguarda en la Reserva de la Biosfera, con el agua y el clima?

El bosque ayuda a regular el ciclo hídrológico, intercepta la precipitación, cumple un rol al infiltrar el agua en el suelo a través de las raíces y modifica la estructura del suelo, le da capacidad al suelo de entregar agua cuando no llueve (como una esponja), además enfría el ambiente reduciendo la evaporación. Finalmente los bosques también evaporan y transpiran agua devolviéndola a la atmósfera.

¿Cualquier tipo de vegetación puede cumplir esta función?

No, las plantas tienen distintos requerimientos hídricos para realizar sus funciones vitales como crecer y reproducirse, y el bosque nativo está mucho mejor adaptado a las condiciones climáticas de su lugar de origen, ya que ha crecido y evolucionado en ese territorio. A diferencia de un cultivo o una planta exótica proveniente de otro clima, que generalmente está abastecida por riego. Por otro lado, en el caso de plantaciones forestales, algunas especies tienen la capacidad de tolerar condiciones secas, pero cuando hay agua son capaces de consumir un gran volumen de este recurso. Y la forma en que los plantamos, con una alta densidad y en grandes extensiones genera grandes impactos sobre la disponibilidad de agua e indirectamente también sobre el clima.

Dentro de la Rerserva de la Biosfera una de las principales cuencas es la del río Aconcagua, ¿de
donde proviene su agua?

Ésta viene del deshielo, del derretimiento de nieve y de la precipitación directa en invierno, que es también muy importante. Pero es mayoritariamente en la alta montaña, en los glaciares y la nieve, donde se recargan los acuíferos, ríos y napas subterráneas que son usadas luego hasta en las zonas más bajas del valle. Los glaciares tienen un rol fundamental en años secos, ya que tienen un efecto amortiguador de la sequía. 

Los últimos años, Chile ha enfrentado una megasequía que ha afectado la disponibilidad de agua en la Zona Central del país y el 2019 fue un año hiper seco. ¿Cual es el escenario del agua en la región?

Los caudales de ríos y esteros presentan niveles históricos, algunos se han secado completamente y los niveles freáticos de los pozos (de donde proviene el agua de gran parte de la agricultura) se han reducido muchísimo. El agua que consumimos proporcionada por ESVAL, viene de la cuenca del Aconcagua, parte del río y también de fuentes subterráneas y los niveles están bajando como nunca antes en la historia. Tenemos una falsa sensación de que no hay sequía porque abrimos la llave y sale agua, pero en realidad los niveles de las fuentes de agua que nos abastecen están muy bajos. Muchas zonas rurales ya viven lo que es quedarse sin agua y depender de camiones aljibes. Estamos en una situación límite. La sequía también ha reducido el vigor de los bosques nativos y así también de muchos de los beneficios y servicios que estos bosques entregan.

Poco a poco hemos ido tomando conciencia de lo que ocurre en nuestros ecosistemas, y de la emergencia climática ¿qué podemos hacer como ciudadanos ante la crisis hídrica?

Debemos tomar conciencia de cuánta agua hay en cada zona y cómo es la variabilidad de las fuentes superficiales y subterráneas, debemos informarnos. Junto con eso, comenzar a entender que necesitamos modificar y reformar el Código de Aguas, los derechos de agua deben asegurar el abastecimiento de agua de forma más equitativa, y reducir la vulnerabilidad y el riesgo de los territorios, y para esos cambios es importante que nos hagamos parte de los procesos. Por último, debemos ser más eficientes en el uso del agua, por ejemplo cómo construimos nuestros jardines, la forma como usamos el agua en forma cotidiana. Todos como sociedad debemos adoptar, exigir y como consumidores con nuestras decisiones podemos premiar las prácticas sostenibles.

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