Empresas mineras en América Latina y el Caribe muestran brechas en la implementación de sus compromisos corporativos de sostenibilidad a nivel local

Sobre la base del RMI Report 2020, un nuevo estudio de Responsible Mining Foundation (RMF) con sede en Suiza, y el Centro Vincular de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en Chile, revela que en las 20 empresas mineras con operaciones en la región de América Latina y el Caribe (LAC) existe una brecha importante respecto a la implementación de sus compromisos y sistemas corporativos de ESG (gestión responsable con el medio ambiente, sociedad y gobierno corporativo) en las explotaciones mineras a nivel local. El estudio (que se encuentra disponible en www.responsibleminingfoundation.org/lac-study2020), presenta pruebas de que seis empresas con sede en la región no están mostrando liderazgo en temas de especial pertinencia para el territorio, como es el foco en los derechos humanos, los pueblos indígenas, el cierre y rehabilitación de minas y el uso del agua. Las seis empresas -ya sea registradas o con operaciones únicamente en la región de LAC)- son Antofagasta, Buenaventura, CODELCO, Grupo México, Industrias Peñoles y Vale.

El estudio señala que, si bien la industria de esta región minera clave tiene un enorme potencial para contribuir al desarrollo sostenible, también puede representar una amenaza para las vidas y los medios de subsistencia de las comunidades y los trabajadores, y el medio ambiente en los países productores.

Basándose en buenos modelos y prácticas líderes observadas en la región, el estudio recomienda oportunidades de mejora para que las empresas y los gobiernos avancen en la minería responsable sobre la base de normas reconocidas internacionalmente.

Un punto de partida valioso para la acción de la empresa sería aplicar los sistemas corporativos de manera consistente en todas sus operaciones mineras y compartir de forma transparente toda la información de interés público como una práctica estándar.

Cabe destacar que la industria minera está evolucionando más rápido que nunca. Las culturas corporativas están cambiando y la región de América Latina y el Caribe tiene un papel clave que desempeñar en la prevención de impactos negativos y un desafío no menor: el de demostrar que la minería puede beneficiar a las economías, mejorar la vida de los pueblos y respetar el medio ambiente de los países productores.