Las pescadoras
Era un grupo de pescadoras que después de concluido su trabajo, se pusieron en marcha hacia sus respectivas casas. El trayecto era largo y, cuando la noche comenzaba a caer, empezó una violenta tormenta.
Llovía tan torrencialmente que era necesario guarecerse. Divisaron a lo lejos una casa y comenzaron a correr hacia ella. Tocaron la puerta y les abrió una mujer muy agradable que era la dueña de la casa y se dedicaba al cultivo y venta de flores. Al ver totalmente empapadas a las pescadoras, les ofreció una habitación para que tranquilamente pasaran allí la noche. Era una pieza grande donde había una gran cantidad de canastos con flores muy variadas y hermosas, arregladas para ser vendidas al siguiente día.
Las pescadoras estaban cansadas y se pusieron a dormir. Sin embargo, no lograban conciliar el sueño y empezaron a quejarse del aroma de las flores: "!Qué lata, no hay quien soporte este olor. Así no hay quien pueda dormir". Entonces una de ellas tuvo una idea y se la sugirió a sus compañeras:
-No hay quien aguante este olor a flores amigas y si no ponemos remedio, no vamos a poder pegar un ojo. Tomemos los sacos con pescados y usémoslos como almohadas y así conseguiremos evitar este desagradable olor.
Las mujeres siguieron la sugerencia de su compañera. Tomaron los sacos malolientes de pescado y apoyaron las cabezas sobre ellas. Apenas había pasado un minuto y ya todas ellas dormían y roncaban profundamente.
*El Maestro dice: Por ignorancia y ausencia de entendimiento correcto, el ser humano se pierde en las apariencias y no percibe lo Real.