Recientemente, se informó que el Colegio Rubén Castro avanzará en inclusión, a partir de 2026 al incorporar a niñas dentro de su estudiantado, lo que es uno de los sellos que la actual Rectoría ha querido imprimir al establecimiento, que depende de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso desde sus inicios en 1953 y que se creó al alero de la Facultad de Filosofía y Educación para contribuir a la formación escolar desde las humanidades.
Al respecto, la presidenta del directorio de la Fundación que administra el establecimiento, Carmen Montecinos, recordó que el rector Vásquez desde que asumió tuvo la visión de que el Colegio Rubén Castro responda a las necesidades de las familias y de la comunidad.
“Al tener un colegio mixto, es posible ofrecer la opción de que un hijo e hija se eduque en el mismo establecimiento. La sociedad va evolucionando en lo que respecta a las relaciones entre hombres y mujeres, donde buscamos la equidad y esta se construye cuando aprendes a convivir con otros y otras desde lo que te une y desde la diferencia porque somos socializados de manera distinta”, añadió.
La profesora Montecinos expresó que esta decisión tiene también un foco formativo a la hora de preparar a los estudiantes para que aprendan a convivir con otros y otras, construyendo un mejor colegio.
DIRECTORA: “RESPONDE A UN COMPROMISO CON LA SOCIEDAD”
Al respecto, la directora del colegio, Bernardita Loyola, precisó que la decisión de abrir nuestras puertas a la matrícula mixta marca un hito trascendental en la historia del Colegio Rubén Castro.
“Por décadas hemos sido un colegio emblemáticamente masculino y esta transición responde no solo a una necesidad institucional, sino también a un compromiso con una sociedad que evoluciona hacia contextos más integradores. Recibir a niños y niñas significa actualizar nuestra propuesta educativa para que refleje de forma más fiel la realidad del mundo en que vivimos, en el cual hombres y mujeres conviven, colaboran y aprenden juntos. Además, esta apertura permite que muchas familias puedan optar por educar a sus hijos e hijas en un mismo establecimiento, fortaleciendo el sentido de comunidad, pertenencia y acompañamiento familiar”, indicó.
La directora explicó que este paso no solo tiene valor logístico o administrativo, sino que representa una evolución cultural profunda, coherente con los valores de inclusión, equidad y justicia que el colegio promueve desde su identidad católica e ignaciana.
“La diversidad no es un desafío que debamos sortear, sino una riqueza que debemos cultivar. Incorporar a niñas a nuestro proyecto educativo implica ampliar las perspectivas dentro del aula, enriquecer los espacios de diálogo, fomentar el respeto mutuo y promover relaciones más equilibradas desde la infancia. Formar en un contexto de mayor diversidad nos permite trabajar de manera más directa en valores como la empatía, la colaboración, la igualdad y el reconocimiento del otro como un legítimo otro, tal como lo propone la educación integral”, complementó.
El Colegio Rubén Castro cuenta con un vínculo profundo con la PUCV. En efecto, algunos cursos de la Universidad se han impartido a alumnos de 3° y 4° medio para enriquecer su currículo. El establecimiento viñamarino además cuenta con un campo experimental donde académicos y académicas efectúan actividades innovadoras ofreciendo una posibilidad de crecimiento personal y educativo. En el fondo es una relación de mutuo apoyo, donde la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso proyecta su misión hacia la sociedad.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección de Comunicación Estratégica